Extra-resistencia: aparecen nuevos tratamientos frente a cepas del bacilo de la tuberculosis que son resistentes a los antibióticos convencionales.

Se calcula que hay en el planeta unos 2.000 millones de personas infectadas por el bacilo causante de la tuberculosis (Mycobacterium tuberculosis). Uno de los mayores obstáculos para controlar esta enfermedad es la resistencia de Mycobacterium a los tratamientos antimicrobianos clásicos, entre los que se incluyen los de uso común como la isoniazida y la rifampicina. Los mecanismos por los que se generan nuevas cepas de Mycobacterium resistentes a múltiples antibióticos (multi-drug resistant, MDR) siguen siendo un enigma.

El problema, lejos de resolverse, se ha ido agravando con la aparición de algunas cepas especialmente resistentes a los antimicrobianos (extensively drug-resistant, XDR), que causan una alta mortalidad y que hacen inútiles los tratamientos más novedosos. Se calcula que más de un 7% de los casos de tuberculosis en el mundo están relacionados con este tipo de cepas XDR. Por ello, el control y tratamiento de este importante patógeno sigue siendo portada en muchas revistas de investigación. Dos artículos recientes permiten avanzar en nuestro conocimiento de este problema.

Investigadores rusos y norteamericanos describen en la revista Lancet el tratamiento de un grupo de pacientes infectados con bacterias XDR en la región de Tomsk (Rusia). Los autores sugieren que la aparición de estas cepas puede ser debida a la utilización de tratamientos antimicrobianos previos, y demuestran que un tratamiento agresivo con cinco antibióticos puede disminuir las altas tasas de mortalidad y evitar la transmisión de estas peligrosas cepas XDR de Mycobacterium tuberculosis.

Por otra parte, la revista PNAS publica un trabajo en que los autores sugieren que una de las vías que utiliza la bacteria para evadir los tratamientos antibióticos es la de entrar en un estado de “letargo” en el que no se divide. Basándose en este hecho, los investigadores demuestran que una nueva molécula es capaz de matar a las bacterias en ese estado de letargo, sin afectar a otras células.

Estos descubrimientos ayudan a comprender mejor los mecanismos de aparición de estas peligrosas cepas de Mycobacterium, y abren la puerta a tratamientos más eficaces que puedan evitar muchas muertes por esta enfermedad en todo el mundo.

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