La tuberculosis (TB) es una infección causada por Mycobacterium tuberculosis y en varias ocasiones ha sido motivo de comentarios en A ciencia cierta. Este patógeno es capaz de multiplicarse y sobrevivir dentro de las células durante años, y evitar el sistema inmune. De esta forma, establece infecciones latentes y la enfermedad puede re-activarse o re-emerger más tarde. Actualmente, la única vacuna aprobada para uso en humanos es la denominada BCG (Bacillus de Calmette y Guérin) que se prepara a partir de extractos de Mycobacterium bovis que ha perdido su virulencia en cultivos artificiales, pero mantiene su poder antigénico. Esta vacuna, y todas las que en los últimos años se están desarrollando, está diseñada para su uso profiláctico o preventivo, para administrase antes de la infección y controlar los comienzos de la enfermedad en su estado activo. Sin embargo, no previenen el establecimiento de las fases latentes o persistentes de la tuberculosis.
Se ha publicado en la revista Nature Medicine los resultados con un nuevo candidato a vacuna contra la TB. Se trata de una vacuna múltiple (denominada H56) que pretende ser efectiva para las distintas fases de la enfermedad. Combina tres antígenos distintos, dos de ellos dirigidos contra las primeras fases de la infección y otro capaz de conferir protección mucho más duradera contra la enfermedad. Los ensayos de vacunación se han realizado hasta el momento en ratones de laboratorio. Cuando esta vacuna H56 se inyecta antes de la infección con TB, genera una respuesta de células del sistema inmune mucho más intensa y diversa que la vacuna clásica BCG, y es capaz de reducir la carga bacteriana mucho mas allá de las 24 semanas post infección. Pero más interesante todavía, cuando H56 se administra después de que los ratones hayan sido infectados y tratados con antibióticos, la vacuna protege a los animales contra la reactivación de la bacteria. La nueva vacuna, por tanto, previene la reactivación del Mycobacterium antes y después de la exposición a este patógeno.
Los autores sugieren que al combinar en su vacuna antígenos protectores de las fases tempranas de la infección con antígenos que se expresan cuando la bacteria se adapta a la fase persistente en el huésped, son capaces de controlar a la bacteria en el estado latente y prevenir su reactivación. De esta forma esperan poder controlar en el futuro los brotes de tuberculosis activa y reducir la transmisión de la enfermedad en la población. Ya han comenzado los primeros ensayos clínicos en humanos.