Una de las enfermedades infecciosas más
contagiosas
Una manera que
emplean los epidemiólogos de cuantificar cómo de contagiosa es una enfermedad es
el cálculo del número reproductivo básico (R0), que es
el número de nuevos casos que producirá una persona infectada durante su
período de contagio en una población de personas susceptibles. El número
reproductivo básico depende de muchos factores: de lo que dure la infección, de
la probabilidad de trasmisión de la infección, de los contactos que la persona
contagiada tenga con otras personas, y de la probabilidad de que una persona
infectada sea contagiosa. Generalmente, cuanto más grande sea R0 más
difícil será controlar una epidemia.
El sarampión es una enfermedad con uno
de los mayores valores de R0, seguida muy de cerca por la tos
ferina (12-17) y la varicela (8-12). Para que te hagas una idea el VIH/SIDA
tiene un valor de R0 de 2-5 y el Ébola de 2-3. ¿Esto qué quiere
decir? Pues que un infectado con sarampión puede llegar a infectar hasta 18
personas.
¿Por qué el virus del sarampión
tiene esta extraordinaria capacidad de infectar personas susceptibles?
Estas cinco características del sarampión hacen de él uno de
los virus más contagiosos:
1. La dosis infectiva
es muy baja, o lo que es lo mismo, no tienes que estar expuesto a una gran
cantidad de virus para infectarte.
2. Por el contrario, la
cantidad de virus que expulsa una persona infectada es muy alta. La
combinación de estos dos factores son lo mejor para el virus, … y lo peor para
nosotros.
3. El sarampión es un virus
respiratorio, que se transmite por vía aérea, lo que facilita mucho su
contagio. Los patógenos que se trasmiten por contacto directo entre personas,
por vía sanguínea o por la ruta fecal-oral, tienen una extensión limitada y
puedes evitar su diseminación, pero los de trasmisión aérea pueden “viajar” más
lejos y son mucho más difíciles de controlar (a no ser que vayas con una escafandra
por la vida).
4. Una persona con sarampión trasmite el virus al respirar,
toser o hablar y el virus puede
permanecer en el aire durante un cierto tiempo. Algunos han calculado que
un niño que entre en una habitación (una guardería por ejemplo) dos hora
después de que lo haya hecho otro niño con sarampión, podría quedar infectado.
5. Una persona con
sarampión puede ser contagiosa durante unos ocho días, incluso antes de que se manifieste la enfermedad.
O sea que antes de que te enteres de que tienes sarampión ya lo estás
contagiando a otros sin que nadie se de cuenta. Además, como gracias a las
vacunas los casos de sarampión han disminuido tanto, muchos médicos jóvenes no
están acostumbrados a reconocerlo y se puede retrasar el diagnóstico, con lo
cual el enfermo puede seguir extendido el virus.
El sarampión es una de las principales
causas de muerte en niños pequeños
El primer signo del
sarampión suele ser la fiebre alta, que comienza unos 10 a 12 días
después de la exposición al virus y dura entre 4 y 7 días. En la fase
inicial, el paciente puede presentar mocos, tos, ojos llorosos y rojos, y
pequeñas manchas blancas en la cara interna de las mejillas. Al cabo de varios días
aparece un exantema, generalmente en el rostro y la parte superior del
cuello, que se extiende en unos 3 días, acabando por afectar a las manos y
pies. El exantema dura 5 a 6 días, y luego se desvanece. El intervalo
entre la exposición al virus y la aparición del exantema oscila entre 7 y
18 días (media de 14 días).
La mayoría de las
muertes se deben a complicaciones del sarampión, que son más frecuentes
en menores de 5 años y adultos de más de 30 años. Las más graves son
la ceguera, la encefalitis, la diarrea grave que puede provocar deshidratación,
las infecciones del oído y las infecciones respiratorias graves, como la
neumonía. Los casos graves son especialmente frecuentes en niños pequeños
malnutridos o cuyo sistema inmunitario se encuentra debilitado por otras
enfermedades, la cifra de muertes puede alcanzar el 30%. La infección también
puede provocar complicaciones graves en las mujeres embarazadas e incluso ser
causa de aborto o parto prematuro. Quienes se recuperan del sarampión se
vuelven inmunes de por vida.
A nivel mundial
sigue siendo una de las principales causas de muerte en niños pequeños. Se
calcula que en 2016 murieron 89.780 personas por esta causa, la mayoría de
ellas menores de 5 años.
Pero
el sarampión podría llegar a ser erradicado del planeta
Pero
la buena noticia es que para el sarampión tenemos una vacuna,
eficaz, segura y gratuita. Es una vacuna con cepas atenuadas del virus y se
administra en combinación con la de las paperas y la rubéola: la triple vírica
sarampión/paperas/rubéola (SPR). La vacuna combinada se administra en dos dosis
en el calendario común de vacunación infantil. La primera dosis a los 12 meses de
edad y la segunda entre los 2-4 años. Esta dosis se puede aplicar antes si se
respeta el periodo mínimo de un mes entre dosis. Los ensayos clínicos
muestran una eficacia del 93% con una dosis, alcanzando casi el 100%
cuando se administra la segunda dosis. Confiere protección durante toda la
vida.
Se estima que entre 2000 y 2016, la vacuna contra el
sarampión evitó unos 20,4 millones de muertes, lo que la convierte en una de
las mejores inversiones en salud pública. Para
poder controlar y erradicar la enfermedad es fundamental que la cobertura
vacunal sea al menos del 95%, es decir que el 95% de la población haya sido
vacunada con las dos dosis. Si la cobertura vacunal fuera superior al 95% podríamos erradicarla del
planeta, como se hizo en
su día con la viruela. En el año 2002 el continente americano fue
declarado libre de sarampión. Y la Unión Europea se marcó el objetivo de
erradicarla en 2015, … pero de momento no lo hemos conseguido.
El sarampión vuelve a ser un problema de salud
pública
Pero
desde hace varios años, y especialmente en los últimos meses, estamos viendo
como el sarampión se vuelve a extender de forma muy preocupante, porque están
bajando las coberturas vacunales. Las razones son múltiples.
En
países como Ucrania, Venezuela o Yemen, las crisis y conflictos políticos han
desmantelado o impiden tener un sistema sanitario que cubra todas las
necesidades de la población (fíjate en la figura, por ejemplo, en el número de
casos de sarampión en Venezuela):
En
otros países, como Italia, Israel o EE.UU., los casos suelen estar relacionados
con el absurdo rechazo a las vacunas o las dudas de su eficacia:
– Alerta en Israel por el mayor brote de sarampión en la última década
– Nueva York amplía el estado de emergencia por el sarampión
– Decenas de personas en cuarentena por sarampión en dos universidades de Los Ángeles
– Europa registra el brote más letal de sarampión en dos décadas
Por último, no hay
que descartar que aunque las coberturas vacunales en un país como España sean
altas, siempre puede haber determinados colectivos marginales vulnerables a los
que no llegan las vacunas o el sistema sanitario.
CONCLUSIÓN: nos
enfrentamos a uno de los virus con mayor capacidad de contagio, la única
herramienta que tenemos para su control es la vacunación, si no conseguimos
coberturas vacunas de al menos el 95% el virus campará a sus anchas. Una enfermedad que podríamos erradicar del planeta.