Premio BBVA-CSIC a la Comunicación Científica

«Por convertirse en la voz de la ciencia desde el inicio de la pandemia de COVID-19, transmitiendo el conocimiento científico sobre esta amenaza en un lenguaje accesible para el público general.»

El pasado 11 de noviembre tuvo lugar en el Salón de Actos del CSIC en Madrid la entrega del premio BBVA-CSIC a la Comunicación Científica, en su primera edición. Tuve el honor de compartir el premio con grandes científicos de la categoría de la viróloga Margarita del Val, del CSIC; el epidemiólogo Toni Trilla, del Hospital Clínic de Barcelona; el neurovirólogo José Antonio López Guerrero, de la Universidad Autónoma de Madrid; y el inmunólogo Alfredo Corell, de la Universidad de Valladolid. Entre ellos me siento un intruso. Pero muy agradecido por premiarme por hacer lo que más me gusta: contar la ciencia. 

 

Además, en la categoría dirigida a periodistas especializados en comunicación científica, los ganadores han sido el equipo fundador de Materia, la sección de Ciencia del diario El País. En la ceremonia también se han entregado los diplomas de las primeras Ayudas CSIC-Fundación BBVA de Comunicación Científica a Lucía Casas , Leyre Flamarique y Ana Iglesias .

Muchas gracias a las entidades que apoyaron mi candidatura: la Sociedad Española de Microbiología, que este año cumple su 75 aniversario; a la Asociación Española de Comunicación Científica; y a la plataforma The Conversation. Agradezco también a la Universidad de Navarra, la institución en la que trabajo y que ha apoyado en todo momento mi actividad de divulgación de la ciencia.

Por supuesto, quiero agradecer también muy especialmente a mi familia, a mi mujer y a mis hijos. A ti, Pilar, por tu paciencia y apoyo, y por todas esas horas que te he robado durante estos últimos meses tan intensos.

Comunicar la ciencia es una necesidad. La ciencia que no se cuenta, no cuenta, o por lo menos cuenta menos. Durante estos meses la sociedad reclamaba certezas, cuando todo han sido incertidumbres. En poco más de un año, hay más de 190.000 artículos sobre el virus SARS-CoV-2 o la enfermedad COVID-19. Más artículos que sobre malaria, que venimos investigando desde hace más de cien años. Les aseguro que nadie se ha leído todos esos artículos. Entre todos ellos, quizá esté la solución a nuestros problemas, pero también hay errores, malas interpretaciones e incluso fraudes. Ha habido un exceso de información y una tremenda avalancha de bulos y falsedades, algunas incluso malintencionadas. En esta situación, la divulgación de la ciencia, el esfuerzo por hacer comprensible a la sociedad los avances científicos, ha resultado fundamental. La ciencia no tiene todas las respuestas, pero solo la ciencia, el conocimiento, la cooperación y la solidaridad acortarán los tiempos de esta pandemia. Solo juntos nos salvaremos. Me gusta pensar que gracias en parte a la labor de muchos científicos, divulgadores, periodistas y medios de comunicación, España es uno de los países del mundo con menos oposición a las vacunas y con mayores tasas de vacunación. Algo que, de momento, está evitando el aumento de casos graves, ingresos hospitalarios y muertes. Este es el camino.

Vivimos una edad de oro de la comunicación y cultura científica en nuestro país. Aprovechemos todos esta ocasión. Ojalá ese acrónimo de I+D+i con el que nos referimos a la Investigación, Desarrollo e Innovación, incluya una nueva letra, la “d” minúscula de Divulgación: I+D+i+d, Investigación, Desarrollo, Innovación y Divulgación.

Felicito a la Fundación BBVA y al CSIC por la creación de esta primera edición del Premio de Comunicación Científica.

Muchas gracias a todos.

1 Comment

  1. Enhorabuena, Ignacio. Y muchas gracias por toda esa labor divulgativa que realizas junto a tus compañeros y compañeras premiadas.

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