Las bacterias de la lavadora

Durante poco más de un año (de abril de 2012 a mayo de 2013)
se detectó
la presencia de la bacteria
potencialmente patógena Klebsiella
oxytoca
en 27 niños ingresados en un hospital alemán
(1), muchos de ellos recién
nacidos.

Klebsiella oxytoca
es una bacteria Gram negativa que, en algunas condiciones, puede llegar a
producir infecciones del aparato urinario. Que estos niños estuvieran colonizados por la bacteria no quiere
decir que estuvieran infectados, no
es lo mismo. La colonización no genera una respuesta clínica o inmunológica. La
infección genera siempre una respuesta inmune que puede ir acompañada de una
respuesta clínica con signos y síntomas (enfermedad infecciosa) o incluso sin
síntomas (infección asintomática). Esos niños no presentaban ningún síntoma de
infección, pero la bacteria estaba presente.


Klebsiella spp. (Autor: Janice Carr, USCDCP)

Además, 14 de ellos tenían una cepa concreta de Klebsiella resistente a los antibióticos: K.
oxytoca
ST201 productora de la beta-lactamasa CTX-M-15.

Las beta-lactamasas
son enzimas producidas por algunas bacterias, capaces de romper las moléculas
de los antibióticos beta-lactámicos, estos son las penicilinas, cefalosporinas
y carbapenémicos. Todos estos antibióticos tienen en común dentro de su
estructura química un anillo de cuatro átomos, denominado anillo beta-lactámico.
Las beta-lactamasas, por tanto, rompen ese anillo químico de los antibióticos y
los inactivan, perdiendo así sus propiedades antimicrobianas. Las bacterias que
producen beta-lactamasas se hacen resistentes a estos antibióticos. Hay muchos
tipos distintos de beta-lactamasas. Una de ellas, la CTX-M-15 que produce K. oxytoca ST201, es una beta-lactamasa
de amplio espectro y resulta especialmente peligrosa porque inactiva muchos
tipos de antibióticos a la vez y se puede compartir y extender entre la
población bacteriana.

A los investigadores del hospital alemán lo que les
intrigaba era el origen de esa cepa, ¿de
dónde había salido esa cepa concreta resistente a los antibióticos
y
potencialmente peligrosa, que se había aislado en los bebés y niños
hospitalizados?, ¿cómo había llegado hasta ellos?

Para ello, se pusieron a tomar muestras de todas partes:
desde sus madres, el personal sanitario que los atendía, las superficies y
suelos, los baños, el agua, la ropa de los bebés, el personal y los servicios
de limpieza del hospital, … Hoy en día tenemos ya técnicas moleculares que nos
permiten no solo identificar, sino incluso seguir la pista de una cepa
bacteriana concreta, de un clon concreto.

Así, demostraron que la cepa de K. oxytoca resistente a los antibióticos provenía de una lavadora doméstica que se empleaba para lavar la
ropita de los bebés, los gorros y los calcetines. Encontraron la bacteria en el
cajón del detergente y en las gomas de la puerta de la lavadora. Ahí se había
“escondido” el maldito bacilo. Comprobaron que solo los niños que usaron ropa
lavada en esa lavadora tenían la bacteria. Además, desde que retiraron la
lavadora del hospital, no han vuelto a aislar la bacteria, ya hace más de cuatro
años.

Lo que los investigadores no saben en cómo se contaminó la
lavadora, cómo llegó la bacteria hasta ahí. Sabemos que este tipo de bacterias
pueden formar biofilms o
biopelículas que permiten que las bacterias se “peguen” o adhieran a las
superficies, como la goma de la puerta de la lavadora, lo que favorecería la
“colonización” del electrodoméstico. Pero no sabemos cómo llegó hasta ahí.

Hay que tener en cuenta que este tipo de lavadoras
domésticas no suelen emplearse para lavar la ropa de los hospitales. Este caso
es bastante excepcional. Normalmente, se emplean lavadoras industriales, que
calientan por encima de los 65ºC. Esto no esteriliza la ropa, pero puede
disminuir significativamente la carga microbiana.

¿Y en el hogar? ¿Qué pasa con las bacterias? Pues hace un
par de años ya se publicó la presencia
de bacterias resistentes a los antibióticos en lavadoras y lavavajillas
domésticos
(2). Comprobaron que este tipo de bacterias pueden resistir los
procesos de lavado. Pero, en general, el empleo de altas temperaturas (más de 50ºC) y de compuesto como el oxígeno activo, reducen la presencia de
la mayoría de potenciales patógenos hasta más del 80%. Sin embargo, algunas
bacterias, como Staphylococcus aureus,
eran más difíciles de inactivar.  

Lavar no es esterilizar, pero, a la vista de estos
resultados, lo recomendable son los lavados a altas temperaturas, o con
productos como el oxígeno activo, y limpiar con cierta frecuencia aquellas
partes del electrodoméstico en las que se pueden acumular agua y restos que
faciliten la proliferación de los biofilms microbianos.

(1) The washing machine as a reservoir for transmission of extended spectrum beta-lactamase (CTX-M-15)-producing Klebsiella oxytoca ST201 in newborns. Schmithausen RM, y
col. Appl Environ Microbiol. 2019. pii: AEM.01435-19.

(2) Prevalence of β-lactamase genes in domestic washing machines and dishwashers and the impact of laundering processes on antibiotic-resistant bacteria. Rehberg L, y col. J. Appl Microbiol. 2017.
123(6):1396-1406.

2 Comments

  1. La limpieza excesiva/obsesiva, como no puede menos de ser la que se lleva a cabo en los hospitales, tiene a veces como consecuencia que los microbios que infectan a los pacientes son multirresistentes. De otra manera no hubieran podido sobrevivir a los múltiples limpiadores/desinfectantes con que han sido atacados.

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