Quizá has oído alguna vez que a los astronautas se les extirpa el apéndice antes de abandonar la Tierra. Al fin y al cabo, se puede vivir sin apéndice porque el apéndice es un órgano inútil. Pero ¿es esto cierto?
El apéndice es una pequeña bolsa con forma de dedo que se encuentra donde el intestino delgado se une al intestino grueso, en el ciego. La inflamación e infección del apéndice, apendicitis (1), puede ser potencialmente mortal si no se trata, ya que puede provocar una ruptura del órgano y una posterior infección generalizada (peritonitis). En algunas misiones remotas y aisladas de larga duración, como las de la Antártida, se ha exigido a los participantes someterse a una extirpación del apéndice (apendicectomía) antes de partir. Esto es debido al acceso limitado a instalaciones médicas y a las dificultades para evacuar a personas en estas zonas remotas en caso de una emergencia médica. Al extirpar el apéndice antes de la salida, se elimina el riesgo de apendicitis y las complicaciones que puede causar durante la misión, ayudando así a garantizar la seguridad y el bienestar de las personas involucradas.
Un órgano vestigial
En nuestros ancestros el apéndice probablemente cumplía una función digestiva adaptada a una dieta rica en vegetales crudos y celulosa, como ocurre en muchos mamíferos herbívoros actuales (2). El apéndice sería una extensión funcional del ciego, implicado en la digestión bacteriana de materiales vegetales fibrosos. De hecho, el apéndice en otros primates no humanos como gorilas, chimpancés y orangutanes, es mucho más grande y tiene función digestiva. A medida que la dieta humana se diversificó y se volvió más rica en proteínas animales y alimentos cocinados o fermentados más fáciles de digerir, la necesidad de un ciego voluminoso y un apéndice funcional para digerir celulosa disminuyó. Como resultado, el apéndice humano se redujo en tamaño y perdió su función digestiva original, siendo considerado durante mucho tiempo un órgano vestigial, una parte del cuerpo que no tienen ninguna utilidad funcional y del que podemos prescindir.
Sin embargo, hoy se sabe que, aunque haya perdido esa función digestiva, el apéndice ha evolucionado hacia nuevas funciones esenciales para la salud humana.
Un órgano inmunológico regulador de la microbiota
Se ha demostrado que el apéndice es un componente importante de la función inmune, sobre todo en los primeros años de vida (3). Funciona como un órgano linfoide que se asemeja a las placas de Peyer del intestino, ayudando en la maduración de los linfocitos B (una variedad de glóbulo blanco) y en la producción de anticuerpos, inmunoglobulina de tipo A, crucial para controlar la densidad y la calidad de la microbiota intestinal.
El apéndice contiene una microbiota muy diversa y variada, incluyendo Firmicutes, Proteobacteria, Bacteroidetes, Actinobacteria y Fusobacteria (4). Esta diversidad es distinta a la de otras partes del tracto gastrointestinal, lo que sugiere un papel especializado.
La extirpación del apéndice se ha asociado con una reducción en la diversidad bacteriana del intestino. Las personas que se han sometido a una apendicectomía muestran una menor abundancia de bacterias beneficiosas productoras de ácidos grasos de cadena corta, como Roseburia, Barnesiella, Butyricicoccus, Odoribacter y Butyricimonas (5). Esta reducción en la diversidad microbiana puede llevar a una disbiosis intestinal y aumentar potencialmente la susceptibilidad a diversas enfermedades. Curiosamente, la apendicectomía se ha relacionado con un aumento en la diversidad fúngica (hongos) del intestino. Este cambio en el ecosistema microbiano sugiere que el apéndice también podría desempeñar un papel en el equilibrio entre poblaciones bacterianas y fúngicas. El apéndice puede actuar como un reservorio o almacén para la microbiota intestinal comensal, facilitando repoblar el colon después de la exposición a patógenos o a un tratamiento con antibióticos.
El apéndice puede además desempeñar un papel en la protección del sistema gastrointestinal de patógenos invasores. En este sentido, la extracción quirúrgica del apéndice se ha asociado con un peor pronóstico para la infección recurrente por Clostridioides difficile y un mayor riesgo de enfermedad inflamatoria intestinal o colitis ulcerosa, e incluso otras condiciones como enfermedades cardíacas y la enfermedad de Parkinson (6). Esto sugiere que el papel del apéndice en el mantenimiento de la diversidad microbiana es fundamental para la salud general.
Entonces, ¿qué hacemos con los astronautas?
Si bien la extirpación del apéndice es relativamente rutinaria, es fundamental considerar los posibles riesgos asociados a la intervención. Por una parte, están los riesgos quirúrgicos. Las infecciones postoperatorias son un factor de riesgo potencial en cualquier procedimiento quirúrgico, y las apendicectomías no son la excepción. La hemorragia es otra posible complicación que puede surgir durante o después de una apendicectomía. En casos excepcionales, el sangrado postoperatorio puede requerir transfusiones de sangre. Una apendicectomía suele realizarse bajo anestesia general, lo que conlleva también sus propios riesgos.
Como acabamos de ver, el apéndice intestinal humano no es un órgano vestigial y desempeña un papel significativo en la regulación de la microbiota intestinal, contribuyendo a su diversidad. Hubo una época en la que se recomendaba a los astronautas extirparse el apéndice como medida preventiva. Sin embargo, esto ya no es así. Los posibles riesgos asociados con la cirugía superan los beneficios, y la propia función del apéndice en la salud humana ha llevado a la NASA a centrarse en mantener la salud general de los astronautas y brindarles el apoyo médico necesario durante las misiones espaciales. Por ello, ahora no es obligatorio extirpar el apéndice de los astronautas antes de embarcarse en una misión espacial, porque el apéndice no es un órgano inútil.
Referencias:
(1) A review of the function and evolution of the cecal appendix. Smith, H. F., et al. Anat Rec. 2023. 306(5):972-982.
(2) The Cecal Appendix: One More Immune Component With a Function Disturbed By Post-Industrial Culture. Laurin, M., et al. The Anatomical Record. 2011. 294(4): 567-579.
(3) The vermiform cecal appendix, expendable or essential? A narrative review. Vitetta, L. Current Opinion in Gastroenterology. 2022. 38(6):p 570-576.
(4) Microbial composition of human appendices from patients following appendectomy. Guinane, C. M., et al. mBio. 2013. 4(1):e00366-12.
(5) Appendectomy Is Associated With Alteration of Human Gut Bacterial and Fungal Communities. Cai, S., et al. Front Microbiol. 2021. 12:724980.
(6) Exploring the Immunological Role of the Microbial Composition of the Appendix and the Associated Risks of Appendectomies. Islam, T., et al. J. Pers. Med. 2025. 15(3): 112
Una versión de este artículo fue publicado en The Conversation.