La peste porcina africana se erradicó en España en 1995. La primera pregunta que surge es de dónde ha venido el virus, cómo ha vuelto a España después de 30 años sin detectarse ningún caso.
Antes de ver cuáles pueden ser las posibles causas del origen del virus, hablemos de las características de este patógeno. La enfermedad solo afecta a cerdos salvajes y domésticos, no a otros animales ni mascotas. La mortalidad puede llegar al 100%. No existe ni tratamiento ni vacuna comercial. No es patógeno para el ser humano. Consumir carne o embutidos contaminados no supone ningún riesgo para las personas.
Es un virus muy contagioso. No se transmite por el aire, se transmite muy fácilmente por contacto directo (vía oral o nasal) entre cerdos y jabalíes y por garrapatas del género Ornithodoros.
El virus puede permanecer viable más de tres meses en carnes y otros alimentos, más de un año en sangre refrigerada e incluso varios años en carne congelada. En jabalíes muertos el virus puede sobrevivir varios meses si el cadáver está en un lugar frío.
1. Migración natural de jabalíes infectados. No hay constancia de casos de la enfermedad en cerdos ni en jabalíes en Francia, frontera con Cataluña. No se ha detectado una conexión geográfica con otros focos europeos. Se considera poco probable.
2. Importación ilegal de jabalíes con fines cinegéticos desde otras zonas afectadas. De momento no hay evidencia, pero es poco probable porque la zona de Collserola no es una zona de caza activa, es una zona periurbana.
3. A través de la garrapata que transmite el virus. Las garrapatas del género Ornithodoros, garrapatas “blandas” (familia Argasidae), son los vectores del virus y es una posible vía de transmisión. Esta garrapata sí existe en España, aunque su presencia no está tan extendida como en el pasado, su distribución actual es irregular y localizada y no se ha documentado que en nuestro país esté infectada por el virus. No hay evidencia de que las garrapatas «duras», muy frecuentes en jabalíes, actúen como vectores del virus.
4. Restos de alimentos contaminados (la “hipótesis del bocadillo”). Es la vía de entrada más frecuente y documentada en otras ocasiones, a través de alimentos o productos contaminados con el virus que sirven de alimento a cerdos o jabalíes. Se ha documentado que la primera vez que el virus entró en Europa en 1957 lo hizo a través de Portugal desde Angola en avión a través de los desperdicios de la comida del catering que fueron consumidos por cerdos de una granja próxima al aeropuerto. Años después, en 2007 el virus volvió en entrar en Europa esta vez a través de un barco por el puerto de Poti en Georgia. De nuevo, fueron cerdos domésticos que se alimentaron de restos de comida de un barco procedente de África. Y en 1978, el virus se estableció en la isla de Cerdeña por alimentos contaminados procedentes de España.
La hipótesis es que esta vez el virus hubiera sido introducido en España mediante productos cárnicos contaminados traídos por personas desde países europeos con la enfermedad activa y que los restos hubieran sido abandonados en basureros accesibles a los jabalíes. La “hipótesis del bocadillo” no es ni una excusa ni descabellada. Es una posibilidad muy probable.
5. Que el virus fuera transportado accidentalmente por personas. El virus es muy estable en el ambiente y puede transmitirse fácilmente a través de material contaminado como vehículos, ropa, calzado, herramientas… No se puede descartar que el virus fuera transportado adherido a las ruedas o bajos de vehículos que hubieran entrado por vía terrestre en España desde zonas activas donde el virus estuviera presente.
6. Un escape accidental de un laboratorio. El hecho de que en los laboratorios del IRTA-CReSA en Bellaterra, ubicados muy cerca de la zona de Collserola donde se han localizado los jabalíes muertos, se trabaje desde hace varios años con este virus, sugiera la posibilidad de que el origen del brote sea un escape accidental por un fallo de bioseguridad y de custodia.
Este centro de investigación tiene varios laboratorios de bioseguridad de nivel 3. Las medidas de control y los protocolos de trabajo son muy estrictos: acceso restringido, presión negativa de las instalaciones, filtración del aire, descontaminación y desinfección de todo el material, registro de toda actividad… El virus no se transmite por el aire y la posibilidad de un escape de un laboratorio de estas características es muy baja. Pero el riesgo cero no existe y no se puede descartar un accidente o fallo de bioseguridad. Poco probable pero posible.
Los primeros estudios genómicos han confirmado que el virus de los jabalíes muertos en Collserola es el genotipo II, el mismo que circula en Europa. Sin embargo, la caracterización molecular por secuenciación del genoma sugiere que se trata de una variante (grupo 29) que de momento no parece que esté presente en el medio natural europeo (el virus circulante en Europa parece ser la variante 2-28), según ha informado el Ministerio de Agricultura. La variante 29 es similar al virus que circuló en Georgia en 2007 que es la cepa de referencia que se utiliza con frecuencia en infecciones experimentales en los laboratorios para realizar estudios del virus o para evaluar la eficacia de las vacunas. Por lo tanto, cabe la posibilidad de que el origen del virus no esté en animales o productos de origen animal provenientes de alguno de los países en los que actualmente está presente la infección, sino que sea por un escape de un laboratorio.
Es urgente tener datos de secuenciación completa del genoma y análisis comparativos para poder avanzar en el estudio de epidemiología molecular que podrá dar más información sobre el origen de este brote.
7. Introducción voluntaria. Aunque no haya ningún dato y sea una hipótesis muy poco probable, no se puede descartar una introducción intencionada (no accidental) del virus.
En momentos de crisis, la comunicación debe transmitir confianza y para eso debe ser transparente, clara, sencilla y rigurosa. Aunque va a ser muy difícil, el origen del brote de peste porcina africana no debería politizarse. No es una cuestión de opinión o de ideologías. Prudencia y rigor científico. Dejemos que los datos nos ayuden a conocer la verdad.

