¿Por qué no tiene mucho sentido controlar la entrada de pasajeros chinos?

Durante dos años el Gobierno chino ha mantenido una política de “no os dejamos salir ni venir a China porque en occidente no estáis controlando al virus”. Ahora que ellos lo tienen descontrolado y abren sus fronteras, lo que a uno le brota es decirles “pues ahora te quedas en tu casa”. Pero, pensemos un poco: qué ha pasado y qué habría que hacer.

¿Qué ha pasado en China?

En estos últimos días hemos asistido a una explosión masiva de casos de COVID19. Varias pueden ser las razones que explican esta tormenta perfecta.

1. La estricta política COVID cero mantenida durante dos años ha impedido que la población adquiriera una inmunidad natural contra el virus, que sigue siendo “nuevo” para la inmensa mayoría de ellos. La estrategia COVID cero podía tener sentido en los primeros meses de la pandemia cuando había una gran incertidumbre, hasta esperar a la preparación de las primeras vacunas, pero mantenida en el tiempo no solo no es eficaz, sino que es contraproducente.

2. Las tasas bajas de vacunación de los más vulnerables, los mayores de 80 años, en los que hay muy bajas tasas de dosis de refuerzo. Se calcula que solo el 40% de la población china mayor de 80 años tiene una dosis de recuerdo. En España, por ejemplo, ya vamos por la segunda dosis de recuerdo en el 73% mayores de 80 años.

3. Las vacunas chinas Sinopharm y Sinovac (de virus inactivados) presentan una efectividad inferior a las vacunas de ARN: entre el 50-79% en el caso de las chinas frente a más del 94% en las de ARN.

4. La aparición de nuevas subvariantes derivadas de Omicron son más transmisibles y con mayor evasión de los anticuerpos que la variante original.

5. Y en general, la muy baja inmunidad híbrida (vacunas+infección) en la población general, que sabemos que es la más potente. (OJO: esto no quiere decir que si estás vacunado haya que promover o buscar la infección. SARS-CoV-2 no es un catarrillo y puede dejar secuelas en muchas personas, la COVID persistente).

 

China ha levantado las restricciones de golpe, han pasado de unas medidas super estrictas a ninguna restricción, y sin tener a la población inmunológicamente protegida, lo que ha generado un contagio masivo en poco tiempo, que acaba colapsando el sistema. Esto no quiere decir que el virus ahora sea más virulento, sino que la población se enfrenta ahora al virus sin protección. Como son 1.400 millones de chinos, si un 15% de la población, por ejemplo, tiene una baja protección inmunológica contra el virus, esto supone unos 210 millones de personas. O sea, que el número de fallecimientos que se espera es enorme.

¿Qué consecuencias puede tener?

No lo sabemos, pero que el virus siga circulando de forma masiva en la población puede favorecer la aparición de nuevas variantes, el virus se sigue multiplicando y evolucionando. Y eso es lo que más preocupa.

Sin embargo, de momento, con la información disponible, no parece que las subvariantes que circulan en China sean diferentes a las que ya circulan en otras zonas del planeta. En la siguiente imagen se muestran la “nube” de mutantes que circulan actualmente por el mundo, las subvariantes derivadas de Omicron que han evolucionado en los últimos 12 meses. Se han identificado cientos de linajes, pero ninguno parece más agresivo ni ha llegado a dominar, de momento, las infecciones globales.

 

¿Qué hacemos con los chinos?

La explosión de casos en China demuestra que la pandemia no ha terminado y ha generado una cierta histeria: ¿volvemos a la casilla de salida? El Ministerio de Sanidad ha decidido que todas las personas que lleguen a España desde China deberán disponer de un pasaporte COVID o certificado de vacunación y en caso de no tener un certificado equivalente se deberá disponer de una prueba diagnóstica con resultado negativo en pruebas de amplificación de ácido nucleico (PCR) o test rápidos de antígenos. ¿Qué sentido tienen estas medidas?

Si lo que queremos es evitar que “entre” el virus, las medidas no son eficaces

1. En la situación actual en la que hay circulación comunitaria del virus en la población y en la que ya no hay ninguna medida de control, no tiene ningún sentido (no son eficaces) este tipo de medidas con los pasajeros que provienen de China. El virus ya está aquí y ya circula sin control entre la población. Este tipo de medidas ya demostró que no era eficaces cuando surgió Omicron en Sudáfrica.

2. Tampoco tiene sentido que sean decisiones individuales de cada país en un entorno como la Unión Europea donde no hay fronteras entre países. El virus puede llegar en un vuelo con escala en otro país con mayor flujo de viajeros. Las decisiones deberían, al menos, estar coordinadas en toda la Unión Europea.

3. Ya se ha demostrado que el certificado de vacunación solo sirve para animar a la población a que se vacune. Las vacunas son muy eficaces para evitar la muerte y la enfermedad grave, pero no es garantía de que uno no esté infectado y pueda transmitir el virus. Una persona vacunada con el certificado en “regla” puede transmitir el virus. Los certificados de vacunación no sirven para controlar la transmisión.

4. También sabemos ya que un test rápido de antígenos es una “foto fija” de un momento concreto y que hay una “ventana” de tiempo durante la cual el test podría dar negativo y la persona estar contagiada (falsos negativos).

5. También sabemos que una persona puede dar PCR positiva varios días después de dejar de ser contagioso. De todas formas, si un viajero da positivo en la PCR, ¿está claro cuántos días de cuarentena y dónde permanecerá esa persona? ¿Y qué hacemos con una persona que teniendo los certificados en regla y test negativos presenta síntomas?

Si lo que queremos es evitar la entrada de nuevas variantes, tampoco parece lo más eficaz

6. ¿Sirven estas medidas para controlar nuevas variantes? Sabemos que las subvariantes de Omicron domina todas las infecciones globales y que la ola de China (a partir de los limitados datos disponibles) está dominada por los sublinajes BA.5.2 y BF.7 que ya circulen por todo el planeta. Más información sobre variantes en China en la portada de GISAID.

7. En EE.UU. está cobrando atención una subvariante que surgió hace unos meses, la XBB.1.5 que es una fusión de dos variantes diferentes de BA.2, la BJ.1 y BA.2.75. XBB.1.5 está superando a la subvariantes que dominaban BQ.1 y BQ.1.1, y en pocas semanas será predominante en Norteamérica. Por fortuna no parece ser más virulenta, sino más transmisible.

 

8. Japón también está experimentado un aumento de muertes por COVID19. ¿Qué hacemos? ¿Controlamos a los viajeros de EE.UU. y de Japón? ¿Y si la amenaza viene de otro país? Las variantes pueden surgir en cualquier lugar y en cualquier momento.

¿Qué hacemos entonces?

Se entiende que las medidas de control a los viajeros que provienen de China son medidas políticas para dar la sensación que se hace algo. Si no se toma ninguna medida, la oposición se lanzará a criticar la pasividad del Gobierno y volverá la bronca política en un tema en el que siempre debería haber habido un gran pacto de Estado. Pero ya hemos perdido toda esperanza.

Lo que hay que hacer es la tarea en casa:

1. Insistir en la vacunación y en las dosis de recuerdo. Todavía hay más de un 25% de los mayores de 80 años sin su segunda dosis de recuerdo, cifra que aumenta hasta el 45% en los mayores de 60. Las dosis de recuerdo son efectivas contra las nuevas subvariantes de Omicron.

2. Continuar con la vigilancia epidemiológica, la secuenciación para seguir la evolución de las nuevas subvariantes. Es la única forma de “ir por delante” del virus. Lo que sí podría tener sentido es hacer PCR y secuenciación aleatoria a los que entran en España (no solo de China), con objeto de seguir esa vigilancia epidemiológica y conocer que variantes se mueven entre la población.

3. Otras tareas que siguen pendientes en toda España: reforzar el sistema sanitario y controlar la calidad del aire en interiores.

4. Si además añadimos seguir con la investigación, desarrollo y actualización de nuevas vacunas contra la COVID-19, así estaremos realmente preparados para lo que nos pueda venir… de China, de EE.UU. o de Japón.

La pandemia es un problema global y no ha terminado. Una lección que deberíamos haber aprendido es que cerrar y controlar fronteras no es eficaz. A nadie le interesa que haya un aumento descontrolado de casos de COVID-19 en ningún país. Quizá en vez de aislarlo lo que deberíamos hacer es cooperar y ayudarle.

Estaría encantado de saber tu opinión, participa en Comentarios.

4 Comments

  1. Hola soy enfermero de Urgencias en Valladolid y nos avisan por correo interno que extrememos las precauciones frente al covid-19 pero NO se refuerza para nada los equipos covid que ya no existen y que se crearon en su dia.Las autoridades sanitarias miran la covid-19 como la vaca que ve pasar el tren…Es para llorar.Un saludo y feliz Año.

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