Se estima que hay más de 170 millones de personas infectadas por el virus de la hepatitis C (VHC) en todo el mundo. Esta enfermedad a menudo desemboca en fallo hepático y cáncer de hígado, y provocar la muerte de los enfermos. Actualmente la terapia anti-VHC combina distintos tratamientos, pero sólo tiene éxito en un 50% de los pacientes y está asociada con serios efectos secundarios. Por tanto, es necesario desarrollar nuevos fármacos contra esta infección viral, como por ejemplo el que acaban de publican investigadores daneses en la revista Science.
El nuevo tratamiento está basado en los microARN, unas pequeñas moléculas que ya han sido muy comentados en estas páginas, entre otras cosas por “llevarse” el premio Nobel de Medicina del año 2006. Los microARN son capaces de controlar el funcionamiento de muchos otros genes mediante un mecanismo llamado “interferencia” de ARN, y son esenciales para regular cantidad de procesos celulares y biológicos. Uno de estos microARN, denominado “miR-122”, es muy abundante en las células que han sido infectadas por el virus de la hepatitis C, ya que regula la multiplicación del virus. Por eso, los investigadores han diseñado unas pequeñas cadenas sintéticas de ADN que se fijan al miR-122 y lo bloquean, antagonizando así la multiplicación del virus. Los científicos investigaron el potencial de esta molécula antagonista como tratamiento de la hepatitis C en un grupo de chimpancés que sufren una infección crónica con este virus. Los resultados demostraron la reducción de los síntomas de la enfermedad durante un periodo de tiempo largo. Además, durante el tratamiento no aparecieron cepas del virus resistentes a esta nueva terapia (algo que es muy frecuente con los fármacos antivirales) ni tampoco efectos secundarios. Estos resultados son muy prometedores, y permiten pensar que pronto contaremos con una nueva terapia contra la hepatitis C.