Nuestro cuerpo está repleto de microorganismos, cuyo conjunto se denomina microbiota. Se calcula que el número de microorganismos que forman la microbiota de un individuo sano es diez veces superior al número de células que tiene esa persona. En el intestino humano, por ejemplo, existe una gran cantidad de diversas bacterias, la microbiota intestinal, que tiene una importante función metabólica, como la habilidad de obtener energía a partir de algunos polisacáridos de la dieta. Un estudio publicado en la revista Nature ha caracterizado la microbiota de 154 individuos con distintos niveles de obesidad (parejas de gemelos adultos y sus respectivas madres), leyendo la secuencia de algunos genes de las bacterias que crecían en sus intestinos.
Los resultados muestran que la comunidad bacteriana (los diferentes tipos de microorganismos que forman la microbiota) es muy similar entre individuos de la misma familia, pero diferente entre individuos no relacionados. Además, no se encontró un único microorganismo con alta frecuencia en las 154 muestras analizadas. Sin embargo, sí que se pudieron observar cambios en la frecuencia de determinados grupos de bacterias de la microbiota intestinal, y se vio que esas variaciones están asociadas con el peso de cada individuo: los sujetos obesos presentaron una menor diversidad bacteriana en su intestino que las personas con peso normal.
Este trabajo supone un primer paso para el conocimiento de las interacciones entre nuestro cuerpo y ese conjunto enorme de microorganismos beneficiosos que proliferan en nuestro interior.