No, el nuevo virus Langya no ha causado un brote en China y no supone una amenaza pandémica (de momento)

La semana pasada fue noticia en muchos medios internacionales el descubrimiento de un nuevo virus en China, el virus Langya. Probablemente esta noticia hubiera pasado desapercibida hace años si no fuera porque ahora todos estamos muy sensibles con esto de los virus, las pandemias y los chinos. En realidad, la búsqueda y el descubrimiento de nuevos virus es algo muy frecuente, sobre todo desde que tenemos las nuevas herramientas de metagenómica que permiten amplificar y detectar cualquier nueva secuencia genómica en cualquier muestra.

Miguel Ángel Jiménez Clavero, en su cuenta de Twitter @Virusemergentes (muy buena y que te recomiendo seguir) nos cuenta algunos ejemplos de los nuevos virus descubiertos en los últimos años: el arenavirus Ocozocoautla descubierto en México en 2013; el virus Bourbon, un nuevo Orthomyxovirus transmitido por garrapatas descrito en EE.UU. en 2014; el virus Itaya, asociado a fiebres humanas en Perú en 2015; el paramyxovirus Sosuga, causante de fiebres hemorrágicas en Sudán en 2016; el filovirus Mengla, similar al Ebola y Marburg, hallado en murciélagos en China en 2019; el nuevo orthoreovirus de patos N-DRV descrito en China en 2020; el Lanama virus, un nuevo picornavirus descubierto en monos en Uganda en 2020; o el virus Songling, descrito por primera vez en China en 2021 y asociado a enfermedades febriles en humanos. El descubrimiento de nuevos virus ocurre en cualquier lugar del mundo (México, EE.UU., Perú, Sudán, China, Uganda…) y la característica común es que todos ellos proceden del mundo animal, son zoonóticos: enfermedades de los animales que saltan a ser humano o viceversa. Son lo que podríamos denominar “derrames zoonóticos”.

El nuevo virus Langya se ha descubierto durante un estudio rutinario de vigilancia epidemiológica, que consistía en reclutar pacientes con historial de fiebre de origen desconocida en tres hospitales de las provincias de Shandong y Henan, en el este de China, entre abril de 2018 y agosto de 2021. Se tomaron muestras de hisopados de garganta y se secuenció todo el material genético de la muestra. La detección ha sido por métodos metagenómicos (extracción del ARN total, secuenciación, alineamiento de secuencias y ensamblaje) y aislamiento del virus. El primer paciente donde se encontró el genoma de este nuevo virus era una mujer de 53 años que vivía en la ciudad de Langya, por eso se ha denominado virus Langya.

A lo largo de los más de tres años que duró el estudio, los investigadores encontraron a 35 personas infectadas con Langya, en su mayoría agricultores que habían estado expuestos animales en el plazo de un mes antes de que aparecieran sus síntomas, que iban desde neumonía grave hasta tos. Los síntomas más frecuentes han sido fiebre, tos y fatiga. En 26 de los 35 pacientes, el único patógeno potencial que se encontró fue el virus Langya. No se ha descrito ningún fallecimiento, por lo que de momento no parece que sea mortal para el ser humano. No existía ninguna vinculación o relación epidemiológica entre los 35 pacientes. No hay casos en la misma familia o en sitios geográficamente muy próximos. No hay datos que sugieran una transmisión entre personas. Por todo ello, esto no puede considerarse un brote epidemiológico concreto. Es un estudio retrospectivo de casos aislados durante tres años consecutivos.

El genoma de Langya muestra que el virus está estrechamente relacionado con el henipavirus de Mojiang, que se aisló por primera vez en ratas en una mina abandonada en la provincia de Yunnan, en el sur de China, en 2012. Los henipavirus pertenecen a la familia de virus Paramyxoviridae, que incluye el sarampión, las paperas y muchos otros virus respiratorios que infectan a personas. Se han descubierto varios otros henipavirus en murciélagos, ratas y musarañas, desde Australia hasta Corea del Sur y China. Hasta ahora, los únicos henipavirus que se sabe que infectan a las personas eran el virus Hendra y el Nipah, que causan también infecciones respiratorias y pueden incluso llegar a ser mortales.

El género Henipavirus (de la familia Paramyxoviridae) son virus de la clase V de la clasificación de Baltimore, con genoma ARN monocadena de sentido negativo de unos 18 kb que codifica para nueve proteínas. Poseen una cápside helicoidal y están rodeados de una envoltura. Tiene un tamaño de unos 150 nm. (Fuente: ViralZone).

De momento, no hay motivo para la alarma: no hay ningún dato o indicio que sugiera que este nuevo virus pudiera suponer una amenaza pandémica.

Para determinar el posible origen animal de este virus, los investigadores analizaron la presencia de anticuerpos contra el virus en la sangre de 168 cabras, 79 perros, 112 cerdos y 100 vacas que viven en las aldeas de los pacientes infectados. Solo 4 perros y 3 cabras dieron positivo. Además, tomaron muestras de tejidos y de orina de 25 especies de pequeños animales salvajes para buscar la presencia del genoma del virus por técnicas moleculares. Analizaron un total de 3380 muestras. Detectaron el ARN del virus en el 27 % de las 262 musarañas muestreadas (no en todas las especies de musarañas, en concreto en Crocidura lasiura y Crocidura shantungensis). Estos datos sugieren que quizá este tipo de musarañas podrían ser el reservorio o almacén del virus, que directamente o a través de otros animales domésticos, podría infectar a las personas, siendo el ser humano un hospedador accidental.

Las musarañas son pequeños mamíferos placentarios que se encuentran repartidos por todo el mundo, son parecidos a un ratón, pero no son roedores, están emparentados con los erizos.

Aunque de momento, no hay motivo para la alarma ya que no hay ningún dato o indicio que sugiera que este nuevo virus pudiera suponer una amenaza pandémica, el artículo lo que pone de manifiesto es la necesidad de un sistema de vigilancia global para detectar los efectos indirectos de nuevos virus. No sabemos cuándo será la próxima pandemia, COVID-19 no ha sido la última (todavía no ha terminado) ni ha sido la peor (podría haber sido mucho más mortífera), pero de lo que sí estamos seguros es de que habrá otra pandemia y de con toda probabilidad vendrá del mundo animal. En el futuro próximo, la única estrategia posible solo puede estar basada en el concepto One Health (Una Salud o Salud Global) en la que se coordinen la vigilancia y los esfuerzos en salud humana, salud animal y salud ambiental. Conocer qué pasa en el mundo animal nos prevendrá de futuras amenazas.

Más información:

A Zoonotic Henipavirus in Febrile Patients in China. Zhang, X-A., y col. N Engl J Med 2022; 387:470-472. DOI: 10.1056/NEJMc2202705

Virus emergentes, blog de Miguel Ángel Jiménez Clavero

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