El limite de la vida

“Los microbios están por todas partes”: ¡pues va a ser que no!

Desde hace mucho tiempo, los microbiólogos veníamos
insistiendo en que los microorganismos
estaban por todas partes
. Ahí donde apuntarás el microscopio, ahí veías
microbios. Por todo el plantea, en los suelos, en el agua, en la superficie de
las plantas, en el interior de los animales, en todas partes. Incluso en los
ambientes más extremos, donde ni siquiera plantas o animales se atreven a asomarse:
en fumarolas marinas a más de 100ºC, en las simas más profundas a más de 10.000
metros de profundidad, en el desierto de Atacama en Chile, en ambientes
hipersalinos como el mar Muerto, debajo de los hielos antárticos a temperaturas
por debajo de 0ºC, o en los cráteres de un volcán con alta concentración de
azufre y un pH cercano a cero. (Ver ¿La vida en Marte?: extremófilos). 
En toda partes encontramos bacterias o arqueas (otro tipo de
procariota). ¿En todas partes? Pues parece que no.

Un grupo de investigadores franco-español ha publicado los
resultados de sus investigaciones en el lugar más surrealista del planeta, un
verdadero infierno: la zona volcánica de
Dallol, en la depresión de Danakil, en el norte de Etiopía
(1).

Un lugar único, a unos 120 metros por debajo del nivel del
mar, lleno de lagunas de color amarillo, por la alta concentración de azufre,
hierro y otros metales, donde emanan gases tóxicos para los animales. Con zonas
que alcanzan los 110ºC, una acidez extrema (¡pH incluso negativo!) y altísimas
concentraciones de sales de Na+, Mg++ y Ca++. Algunos
han descrito Dallol como un ambiente lo más parecido a Marte.

A lo largo de 2016 y 2017, los investigadores hicieron
varias expediciones  a ese lugar para
tomar muestras, que analizaron por las técnicas más diversas: desde
secuenciación masiva del DNA, métodos de cultivo, citometría de flujo,
microscopia electrónica, análisis químicos o espectroscopia de rayos X.
Descartaron además posibles contaminaciones ambientales de las muestras. Los
resultados sugieren (“strongly suggest
según los autores) que no existen formas
de vida microbiana activa en la zona de Dallol
. Sería por tanto, la primera
zona “estéril” de nuestro planeta.

(Fuente: ref. 2)

Sí que encontraron algunos microorganismos extremófilos de
los grupos Halobacteria, Nanohaloarchaeota, y otras arqueas y
bacterias hipertermófilas y halófilas extremas, además del alga halófila Dunaliella, en las zonas limítrofes.

La explicación que dan los autores es que en la zona de
Dallol se dan al mismo tiempo unas condiciones que suponen un límite para la
vida, a pesar de la existencia de agua. Por un aparte, una altísima concentración de sales, en concreto de Mg++, que
tiene un gran efecto de desnaturalización de membranas y moléculas (efecto caotrópico). Y por otro, el ambiente
hiperácido con un pH por debajo de cero
. Esta combinación, ambiente hipersalino
e hiperácido, parece ser letal para la vida, independientemente de la
temperatura. Parece ser que las adaptaciones moleculares que tienen los
microorganismos extremófilos para soportar un bajo pH y la alta salinidad, nos
son compatibles al mismo tiempo.  Además,
a eso se suman las altas temperaturas y la alta concentración de algunos
metales.

(Fuente: ref. 2)

Otra consecuencia muy interesante de este trabajo es que la existencia de agua por si sola no
asegura que haya vida biológica
. En Dallol existe agua, pero por lo visto
no hay vida. Hasta ahora cuando se busca vida en otros planeta, lo primero que
se busca es agua. Es verdad que no conocemos formas de vida sin agua, pero la
existencia de agua no quiere decir que existe vida.

Se trata de un trabajo muy interesante, que echa por tierra
uno de esos “dogmas” de la Biología: los microbios están por todas partes. Y es
que en Biología el único dogma, es que en Biología no hay dogmas.

Referencias:

(1) Hyperdiverse archaea near life limits at the polyextreme geothermal Dallol área. Belilla, J., y col. Nature Ecology & Evolution.
2019. 3:1552–1561.

(2) Archaea, biomorphs and life limits at the geothermal field of Dallol. López-García, P.

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