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¿Cómo convencer a una persona que duda de las vacunas?

(Artículo publicado en El Pais el 10/12/2020)

Si acabamos obligando a vacunar es que hemos perdido la batalla de la comunicación

En España no hay grandes movimientos anti-vacunas beligerantes, somos un país muy “vacunofílico”, si es que realmente existe este término. Gracias a la implicación de los profesionales de la atención primaria y enfermería nuestras tasas de vacunación infantil son de las más altas de Europa. Sin embargo, la carrera por la vacunas contra la COVID-19 parece que ha hecho aumentar el número de personas que tienen dudas sobre las vacunas, no solo en nuestro país sino a nivel mundial. Son dudas legítimas, respetables y en muchos casos razonables: algunos dicen “Yo no me pondría las primeras vacunas porque se han hecho muy deprisa y dudo de su seguridad” (una versión del “Asómate tu antes que a mi me da la risa”).

Esta desconfianza de las vacunas es un tema muy preocupante. Por una parte, si no llegamos a unas tasas de vacunación superiores al 60-70% su efectividad se verá comprometida. Pero, lo que es peor, si esas dudas continúan se puede perder la confianza en la vacunación en general y eso puede tener unas consecuencias desastrosas en el futuro, porque las vacunas han salvado millones de vidas a lo largo de la historia. Este próximo 2021 puede ser el año de las vacunas, pero si lo hacemos mal puede ser también el peor año para la vacunación.

Tan importante como desarrollar la logística necesaria para la vacunación masiva, es un plan de comunicación

Para convencer a la gente que tiene dudas (la batalla contra el anti-vacunas ni me la planteo), son fundamentales dos cosas: transparencia y rigor. Uno no se vacuna porque se lo recomiende el presidente del gobierno o por los informes (a veces poco transparentes y difíciles de entender) de las empresas que fabrican las vacunas. Durante esta pandemia en concreto hemos asistido a un bochornoso rifi-rafe político que ha conseguido que uno se adhiera a determinadas medidas según el político que las proponga, en vez de por razones sanitarias y científicas objetivas. La crispación ha sido tremenda y eso genera gran desconfianza en los políticos: cuanto menos hablen de vacunas, mucho mejor. Tampoco ha ayudado la carrera bursátil entre las empresas fabricantes: parece que la eficacia de una vacuna se ha empleado más por motivos económicos que científicos.

Uno se debería vacunar por convicción, porque las vacunas están avaladas por las agencias reguladoras independientes que son las que al final las autorizan para su uso en la población. Las mismas agencias que regulan el uso del antibiótico que administras a tu niño cuando está enfermo, el medicamento que se emplea para tratar el cáncer o la anestesia que se te administra durante una operación. Ningún medicamento es 100% seguro en toda la población, porque cada uno de nosotros somos diferentes (por eso la medicina personalizada es el futuro). Hay gente que se ha muerto porque un antibiótico o una anestesia le ha producido una reacción alérgica. Pero no hay movimientos anti-antibióticos o anti-anestésicos. Las vacunas son diferentes. La mayoría son preventivas y se administran a personas sanas. Por eso, toleramos mucho menos cualquier efecto secundario, por pequeño que sea. Y por eso mismo son los medicamentos más regulados, vigilados y seguros que existen. 

Las vacunas son los medicamentos más regulados, vigilados y seguros que existen

En condiciones de emergencia, como es esta pandemia (te recuerdo que llevamos ya 1,5 millones de muertos y probablemente sean mucho más), se agilizan los procedimientos para autorizar el uso de nuevas vacunas. Varias son las causas por las que en menos de uno o dos años vamos a tener varios candidatos en el mercado, cuando el proceso normal suele durar más de diez años de media:

i) no se parte de cero, ya había varios grupos de investigación trabajando en proyectos de vacunas para virus similares (Ébola, Zika, SARS, MERS, …);

 

ii) algunos de estos proyectos con otros coronavirus ya habían llegado hace años a fase clínica I, y se ha tenido en cuenta esa experiencia previa;

iii) se ha invertido una cantidad de dinero como jamás se había hecho en la historia de la ciencia, lo que ha permitido realizar los experimentos con mucha mayor rapidez; 

iv) está habiendo una colaboración internacional también única en la historia, entre universidades, centros de investigación, empresas farmacéuticas, gobiernos y ONGs;

v) las agencias reguladoras lo han priorizado mediante un sistema de evaluación continua, reduciendo la burocracia y los tiempos de espera, pero sin saltarse ninguna etapa; 

vi) se han podido solapar fases clínicas I y II, de manera que antes de finalizar una se ha comenzado la siguiente;

vii) la fase clínica III ha reclutado varios miles de voluntarios de varios países y grupos diferentes, por lo que sus resultados son estadísticamente más significativos que en otros ensayos;

viii) la fabricación de las vacunas se está haciendo asumiendo un riesgo: se están fabricando hace meses sin saber si finalmente se van a aprobar, por eso pueden salir al mercado nada más recibida la autorización.

Además, una vez que sabemos que las vacunas son seguras y eficaces en las fase clínicas anteriores, no hay que olvidar que después continúa una fase IV de vigilancia, para seguir evaluando su seguridad (posibles efectos secundarios muy poco frecuentes que es imposible detectar con miles de voluntarios pero que se ponen de manifiesto cuando se prueba en millones de personas), y su efectividad (si realmente funciona en el control de la epidemia).  Por eso, no nos debe extrañar, como ocurre con otros medicamentos, que alguna vacuna se pueda llegar a retirar del mercado posteriormente, si se detecta que no es segura o efectiva.

Además, las agencia evaluadoras valorar el riesgo-beneficio: el beneficio de la vacuna debe ser mayor que el riesgo del coronavirus. Uno debería valorar qué prefiere: más de 74.000 muertos que está dejando el coronavirus y sus “efectos colaterales” en España o algún caso de efecto secundario grave por la vacuna. La probabilidad de que te contagies con SARS-CoV-2, de que enfermes y tenga consecuencias graves e incluso mortales y de que contagies a otros, es mayor que los posibles efectos secundarios que puede tener la vacuna. Yo me vacuno para proteger también a mi hija que está embarazada, a mis nietos que son pequeños y a mi suegra que tiene ya más de 80 años. 

La comunicación debería basarse en la transparencia, el rigor y la libertad: la vacunación no es obligatoria en España, tú eres libre, tú decides, pero déjame que te explique cómo se hacen las vacunas, cómo funcionan y por qué creo que son seguras y deberías vacunarte. Luego, tú, libremente, decides si quieres vacunarte. Si acabamos obligando a vacunar es que hemos perdido la batalla de la comunicación.

5 Comments

  1. NO deja publicar el artículo en Facebook “PORQUE VARIAS PERSONAS LO HAN DENUNCIADO COMO OFENSIVO”
    Inaudito, increíble, …¿donde está la inteligencia en Facebook?

    • Lo que cualquier demócrata debería preguntarse es quien es Facebook para censurar a nadie.

      Y cuál es motivo por el todas las BIG Tech están censurando información. En este caso les ha salido el tiro por la culata.

  2. Obligar. Obligar no se puede ni se debe, tampoco coaccionar ni chantajear. Es increíble que en pleno siglo XXI estemos discutiendo sobre estas cosas, que más bien parece una discusión sacada de una conversación con el Doctor Mengele que de otro sitio.

    Obligar o coaccionar va contra los códigos bioéticos de Núremberg, contra la Declaración de derechos humanos y bioética de la UNESCO, contra el artículo 15 de la Constitución española que específica el derecho a la integridad física, y coaccionar también va contra el artículo 14 de la Constitución española que habla sobre la igualdad ante la ley de cualquier ser humano sin importar su raza, opiniones, o condiciones (también médicas las cuales además gozan de elevada privacidad).
    Dicho esto.

    Cuando usted habla de 74.000 muertos informarle que la cifra oficial es 51.000, mejor no inventarse muertos, ya que en ese excedente hay muchos suicidios o personas fallecidas de las catastróficas "soluciones" al virus, gente que aterrorizada no se presentó en los hospitales cuando estaban sufriendo un infarto o un ictus. Más los suicidios que no son pocos. Busque noticias de hosteleros suicidados.
    En lo que respecta, a los fallecidos por Covid, la edad media de los fallecidos es 86 años, supera en dos años la esperanza de vida media en España que se encuentra en 83,50 años. Datos del propio INE nos informan que debajo de 55 años no hay excedente de mortalidad, información que se puede comprobar en los registros públicos de Euromomo que engloban a toda la UE.
    Dicho esto es bastante respetable que una persona de poco riesgo decida voluntariamente ejercer su derecho natural (no es una concesión del estado, es un derecho natural) a no aplicarse un tratamiento. Tratamiento que se dijo que necesitaría no menos de 18 meses y que de repente está listo en 9 meses, cuando además construir una fábrica de vacunas tarda unos 5 años. Ahora es cuando se toma el argumento/falacia que el dinero lo soluciona todo…. Pues no señores, usted puede tener un billón de euros, y 1 millón de obreros que le garantizo que no construye usted un edificio de viviendas en solo un 6 meses.
    Los efectos a medio y largo plazo de estas vacunas son desconocidos, no están probados, se puede hacer un acto de fé y decir que no tiene porqué pasar nada…pero para la fé ya tenemos a la religión, no a la ciencia, a no ser que se procese el cientificismo tan de moda hoy en día.
    Los efectos a corto plazo si son conocidos reacción alérgicas incluso hay muertes en investigación en varios países, no con alta incidencia pero que si refuerzan el derecho de las personas a ser dueños de su cuerpo (y no el estado o el científico de turno) … Para eso ya existieron otros sistemas más totalitarios como la Alemania de los años 30.

    Sobre los 1,8 millones de fallecidos, las pandemias de 1968 gripe de Hong Kong, y la pandemia de 1957 fueron muchísimo más letales sobre una población mundial menor a la mitad de hoy en día, y una población mundial mucho más jóvenes…no se solucionó con un experimento global, tampoco se destruyó caprichosamente las economías para generar pobreza, simplemente la inmunidad y la naturaleza hicieron el resto. Se quiere vacunar ahora en esta, ok, perfecto, pero apliquesen ustedes el tratamiento que deseen sin deslizar obligaciones hacia nadie, que la cosa ya pinta bastante totalitaria. Más cuando estás vacunas del mercado NO EVITAN LA TRANSMISIÓN DEL VIRUS POR PARTE DEL VACUNADO…sea honesto, solo se protege a usted mismo.

    Quien quiera que participe en el experimento mundial que participe, pero hay acaba todo. Sí las vacunas son realmente lo efectivas que dicen ser, solo la vacunación de la población de riesgo llevará a evitar cualquier colapso hospitalario (eso sí no producen Vaccine induced Enhancement Como produjeron las vacunas de la primera versión de SARS, qué por el momento no parece).

    Dejemos al doctor Mengele para donde pertenece, la oscura historia del siglo XX

    • Gracias por su comentario Sr/Sra Anónima. Pero, ¿se ha leído el artículo? Le recomiendo se pasee por alguna de las UCI colapsadas en su ciudad, cómo se nota que no se le ha muerto algún familiar, amigo o conocido por este virus invisible.

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